Laura Martín, Counsel en la oficina de Madrid de Osborne Clarke, especializa en litigios y arbitrajes (tanto nacionales como internacionales) y derecho concursal, con 20 años de experiencia en el asesoramiento a clientes en estas materias.

Laura está especializada en derecho procesal. Presta asesoramiento y defensa en todo tipo de procedimientos judiciales civiles y mercantiles, tanto en fase pre contenciosa como contenciosa, así como en procedimientos arbitrales ante las principales Cortes de Arbitraje nacionales e internacionales.

Es árbitro de la Corte de Arbitraje de Madrid, de la Corte de Arbitraje de la Cámara de Comercio de España y de la Corte de Arbitraje de Barcelona, así como miembro del Club Español del Arbitraje y de su Comisión de Mediación.

Laura cuenta también con una amplia experiencia en el asesoramiento en materia concursal y pre concursal, actuando tanto como letrada en procedimientos en nombre de la empresa insolvente como en defensa de los acreedores (ya sean entidades financieras y de crédito o acreedores comerciales). Ha prestado asimismo asesoramiento y apoyo de forma recurrente a las administraciones concursales designadas por los Juzgados de lo Mercantil, especialmente en la tramitación de acciones especiales (acciones de reintegración, entre otras).

Cabe destacar también su labor académica como profesora de derecho procesal y mediación en el Master de Derecho Internacional que imparte el Instituto Superior de Derecho y Economía (ISDE), actuando además como ponente en diversos cursos y conferencias y como redactora de artículos de interés jurídico.

Laura aparece destacada en la revista Best Lawyers en la sección de abogados especializados en litigios y arbitraje.

Helping you succeed in tomorrow's world

Estoy convencida de que los abogados jugamos un papel fundamental para la sociedad, y es nuestra obligación contribuir a mejorarla. Debemos hacer una apuesta firme por las nuevas tecnologías, que permitan tanto a los abogados como a los clientes a tener una comunicación más eficaz, así como formar a las nuevas generaciones de abogados no sólo en sus habilidades técnicas, algo absolutamente imprescindible porque la formación académica por sí sola no es suficiente, sino también en el desempeño honesto de la profesión, en nuestra relación diaria con los abogados que son nuestros contrincantes y con los Tribunales y demás profesionales de la Administración de Justicia. El objetivo debe ser hacer avanzar el sistema hacia una mayor agilidad y poder ofrecer a los clientes y sus problemas soluciones ágiles y no encorsetadas.